El pasado 20 de Octubre el Presidente de la Confederación de Comercio de Madrid compareció en la Asamblea de Madrid PARA INFORMAR SOBRE LA SITUACIÓN DEL COMERCIO MADRILEÑO. Este es el texto íntegro de su intervención:
«Quisiera comenzar mi intervención con una breve pero taxativa frase: “EL COMERCIO VA A CAMBIAR EN LOS PRÓXIMOS CINCO AÑOS EL EQUIVALENTE AL CAMBIO EXPERIMENTADO EN LOS ÚILTIMOS CINCUENTA”.
No se trata de una predicción personal, sino de una de las principales conclusiones de la última edición del Retail Big Show, celebrado en Nueva York, y evento de referencia del sector a nivel mundial.
Efectivamente, nos encontramos sólo a la entrada de “un cambio de época”, en la que “nada volverá a ser lo que era”.
Y afrontar ese cambio con garantías de éxito nos obliga, a los comerciantes madrileños, a adoptar decisiones, en primer lugar de profesionalización en la gestión, en segundo lugar, de desarrollo de la innovación y, en tercer lugar, de implementación de una estrategia multicanal con componente tecnológico, como factor decisivo de competitividad para nuestros negocios.
Son por tanto muchos los retos de los comerciantes.
Del mismo modo, afrontar ese cambio con garantías de éxito nos obliga, a los comerciantes madrileños, a adoptar fórmulas de colaboración y compromiso, con nuestra competencia y con nuestro entorno, adoptando nuevos modelos de gestión colectiva a los que más adelante me referiré.
El comercio minorista se constituye para la mayoría de las ciudades y regiones como uno de los sectores estratégicos de su actividad económica. En concreto, para nuestra Comunidad representa el 8% de su PIB Regional, con cerca de 73.000 establecimientos y aproximadamente 370.000 trabajadores.
El comercio urbano es el gran dinamizador de nuestros municipios, donde compiten pequeños establecimientos, mercados municipales, pequeñas, medianas y grandes cadenas, generando espacios de gran competencia empresarial.
El comercio contribuye a la sostenibilidad de las ciudades, dota al “ecosistema” urbano de vitalidad, calidad y seguridad allá donde se localiza, impide la degradación del entorno, dinamiza y anima la vida y la convivencia.
EL COMERCIO VA, POR TANTO, MUCHO MÁS ALLÁ DE LO MERAMENTE TRANSACCIONAL.
Es evidente que factores como la caída del consumo a la que venimos asistiendo desde, aproximadamente, el mes de septiembre de 2007, es consecuencia de la crisis económica, cuyo impacto afecta a todos los sectores de actividad, y no sólo al comercio.
Una caída del consumo a la que, como es lógico, no ha sido ajena la Comunidad de Madrid, que en el año 2012 experimentó un descenso de la facturación en el comercio del -6,9%, y en 2013 del -4,3 por ciento. Descensos a los que hay que sumar los que progresivamente se han venido produciendo desde el año 2007.
Aunque durante el primer semestre del presente ejercicio ha habido leves y esperanzadores síntomas de recuperación en las ventas, desgraciadamente, desde el mes de julio estas señales se han venido diluyendo, y los datos más recientes de los que disponemos, correspondientes a los meses de agosto y septiembre, muestran tasas negativas de facturación en la Comunidad de Madrid.
En concreto el Índice de Comercio Minorista del mes de septiembre de 2014, en su apartado correspondiente a la facturación, pone de manifiesto un descenso en las ventas en la Comunidad de Madrid del -2,3% con respecto al mismo mes de 2013.
Además de la caída del consumo hay otra serie de factores, que podríamos denominar exógenos, que influyen e influirán, con carácter global, en el futuro del comercio.
En primer lugar, y lejos de lo que pudiéramos pensar, el comercio madrileño no va a alcanzar en ningún caso los niveles de consumo anteriores al inicio de la crisis, por una cuestión demográfica.
Efectivamente, asistimos a un paulatino descenso poblacional, fruto del comportamiento negativo del índice de natalidad y la caída de la población inmigrante.
A ello, hemos de sumar, consecuencia de lo anterior, un progresivo envejecimiento de la población, estando estadísticamente probada su incidencia negativa en el consumo.
Menos consumidores, por tanto menos consumo.
En segundo lugar, la crisis económica ha generado, en su desarrollo, un nuevo perfil de consumidor, con un comportamiento de compra asociado, fundamentalmente, a la variable precio.
Pudiéramos pensar que la recuperación económica invertirá este comportamiento. Nada más lejos de la realidad, diversos análisis de comportamiento del consumidor coinciden en que éste tarda más de cinco años en modificar su comportamiento de compra, aunque mejoren sus circunstancias económicas.
En tercer lugar, “la revolución tecnológica”, absolutamente imparable e imprevisible en su potencial de desarrollo, está incidiendo de manera directa en el comercio físico, tendencia que se acrecentará con crecimientos extraordinarios en los próximos años.
La tecnología está debilitando la cadena tradicional de distribución, cuya transacción final tiene lugar de comerciante minorista a consumidor. La tecnología está habilitando nuevas fórmulas de compra basadas en la economía colaborativa. La tecnología está sofisticando fórmulas de intercambio de productos.
Son ejemplos que, entre otros muchos que podría citar, ponen de manifiesto que el comercio físico ha dejado de ser el canal que tenía “la exclusiva de las compras”.
Nada tenemos desde el comercio contra este tipo de fórmulas, siempre y cuando desarrollen su actividad conforme a la normativa vigente.
La Administración debe por tanto establecer mecanismos de vigilancia e inspección para controlar este tipo de actividades, cuya rentabilidad, en buena medida, no es sino fruto de la competencia desleal en la que incurren a través de la vulneración de gran número de obligaciones legales.
El avance del e-commerce, “que ha llegado para quedarse”, lejos de representar una amenaza para el comerciante, bien pudiera representar una oportunidad con una estrategia multicanal adecuada, ya que desde nuestro propio mercado local, gracias a las extraordinarias posibilidades que nos brindan y brindarán las nuevas tecnologías, cualquier comercio, por pequeño y alejado que esté de las grandes y principales áreas comerciales, tendrá la posibilidad de presentar su propuesta de productos en cualquier lugar del mundo.
Una herramienta por tanto con la que contrarrestar el menguante y progresivo descenso de consumidores “autóctonos”.
Un “cambio de época”, al que antes me refería, al que la Administración no puede ser ajena, pues sus políticas y decisiones serán absolutamente decisivas para que aquellos comerciantes, que quieran y sean capaces de “encarar” los retos que aludía, dispongan de un marco legislativo y de competencia más ordenado, más flexible y más leal.
Estamos asistiendo a la generación de nuevas canales y nuevas fórmulas de comercialización presenciales, con las que desde COCEM no tenemos nada en contra, siempre, en primer lugar, que se cumplan todas y cada una de las obligaciones normativas exigibles, lo que exige, nuevamente, reforzar los niveles de inspección y vigilancia, ya que muchos de ellos se caracterizan por la temporalidad ó la itinerancia.
En segundo lugar, que no se habiliten espacios de titularidad pública o semipública a este tipo de actuaciones.
Los comerciantes madrileños venimos poniendo de manifiesto nuestra indignación por la proliferación de mercadillos, ferias y exposiciones comerciales, muchas de ellas en lugares públicos, en la mayoría de los casos auspiciadas, promovidas, fomentadas o autorizadas por determinados Ayuntamientos de nuestra Región, y especialmente el Ayuntamiento de Madrid.
Los comerciantes madrileños sufrimos a lo largo del año inspecciones en nuestros establecimientos, y solicitamos que las Administraciones actúen con la misma rigurosidad con este tipo de canales de venta y comercialización, dado que se celebran en condiciones irregulares respecto al exhaustivo cumplimiento de normas relacionadas con la higiene y seguridad alimentaria, etiquetado de los artículos y productos, indicación de precios, y un largo etcétera de irregularidades.
Este tipo de actividades suponen una competencia desleal y afectan de manera directa a los comerciantes y empresarios ubicados legalmente en las zonas próximas donde se autorizan, reduciendo directamente el consumo de los clientes en los establecimientos permanentes ubicados en el entorno.
Es igualmente necesario un marco fiscal que no contribuya a debilitar la demanda, como es el caso de la subida del IVA, con los efectos perversos que ha tenido en el consumo, como consecuencia del incremento de sus tipos.
Demandamos también un marco adecuado de acceso a la financiación, que hasta la fecha, y a pesar de los miles de millones de euros de dinero público desembolsados para el denominado “rescate financiero”, los empresarios en general, y los comerciantes en particular, seguimos teniendo dificultades de financiación y en condiciones muy poco favorables.
Es necesario un modelo público de formación adaptado a las necesidades reales del comercio orientada, sectorialmente a la profesionalización de nuestros trabajadores y a la capacitación de futuros profesionales , y, transversalmente, a la capacitación e instrucción multicanal.
Precisamos un sistema más “justo” de cargas a la Seguridad Social y de un sistema de incentivos a la contratación “no discriminatorio”.
Demandamos un sistema de incentivos al consumo en sectores estratégicos de estimulación de la demanda.
De ahí la importancia de determinados PLANES RENOVE, fundamentalmente en el sector de equipamiento del hogar, y más concretamente el de electrodomésticos.
Los Planes Renove, además de estimular la demanda y producir efectos tractores en la economía madrileña, contribuyen al ahorro y la eficiencia energética, reducen las emisiones de gases contaminantes, además de ser un extraordinario apoyo a las familias en momentos de austeridad.
Sirva a este respecto, como ejemplo de la efectividad de estos planes, el que ha tenido lugar este año en la Comunidad de Castilla – La Mancha, y que ha supuesto un incremento de las ventas de un 30% en productos de gama blanca y de un 40% en productos de gama marrón.
Los comerciantes necesitamos también una Administración Autonómica y un ejercicio de gobierno con VISIÓN ESTRATÉGICA, con la colaboración de los comerciantes, a través de sus Asociaciones.
Y cuando digo Asociaciones, me refiero a aquéllas que trabajan de forma y manera profesional para un sector, para un barrio ó para un área, representando, de verdad, los intereses de sus representados, del comercio que representan.
Necesitamos un Gobierno de la Comunidad de Madrid que, dentro de su marco competencial promueva un entorno legislativo que, en la medida de lo posible, exima de barreras, ó cuanto menos no dificulte, la creación de nuevas iniciativas comerciales y actuaciones en sus establecimientos con componente innovador; y que también, dentro de sus facultades, pueda ser de obligado cumplimiento por parte de los Ayuntamientos de la Región.
El comercio requiere un ejercicio de adecuación de la normativa a la “nueva realidad”, lo más exenta posible, y más allá de lo estrictamente necesario, de barreras burocráticas y legales.
Es vital que tanto Administración Regional como sus Administraciones Locales desarrollen e impulsen un modelo de “Administración Innoligera”, en la que los comerciantes puedan desarrollar en sus establecimientos estrategias y actuaciones con componente innovador.
Necesitamos un Gobierno que tenga una respuesta en el medio plazo a la futura configuración del espacio urbano-comercial de nuestras calles y nuestros barrios.
A este respecto, no quiero “pasar de soslayo” sobre dos aspectos absolutamente fundamentales que afectarán al comercio en los próximos años, íntimamente conectados, y cuyos efectos, de no ser adecuadamente gestionados, tendrán efectos desoladores en la configuración de las áreas comerciales: LA SATURACIÓN DE LA OFERTA COMERCIAL y la DESERTIZACIÓN DE LAS ÁREAS COMERCIALES URBANAS.
Una implantación en nuestra Región, a mi juicio, absolutamente desmedida de grandes superficies, centros y parques comerciales, formatos de los que nadie duda de su aportación a la modernización del sector comercial y a la ampliación de la oferta a los consumidores; en la que no se tuvo en cuenta ni la realidad urbano-comercial de nuestros municipios, ni el declive que en determinados países mostraban este tipo de operadores comerciales, y que avanzan las tendencias comerciales varios años antes que en España.
Ello ha provocado que podamos hablar del estallido de una “BURBUJA COMERCIAL EN LA COMUNIDAD DE MADRID”.
Algunas predicciones, a mi juicio exageradas, se atreven a afirmar que en el año 2020 se podría haber perdido casi la mitad de la base comercial que había en el año 2005.
Descenso poblacional y tecnología, fundamentalmente, han contribuido a estallar esta “BURBUJA”, comenzando a presentar nuestros barrios un mapa de locales vacíos, que jamás van a ser ocupados, y cuyos niveles de desocupación irán creciendo hasta límites inimaginables.
Y aquí sí que necesitamos un Gobierno Regional y unas Administraciones Municipales con capacidad para HACER POLÍTICA COMERCIAL CON MAYÚSCULAS.
Cambios de calificación de locales y formulas de reagrupamiento de comercios, son tal vez dos de los grandes retos de la estrategia urbano-comercial del futuro, pues nos estamos jugando el futuro de nuestros barrios y de nuestras áreas comerciales, con los efectos que supone en variables fundamentales de nuestra calidad de vida cotidiana como la seguridad, el medioambiente y un nivel adecuado de abastecimiento de productos y servicios básicos.
Lo dije al principio de mi intervención, EL COMERCIO VA MUCHO MÁS ALLÁ DE LOS MERAMENTE TRANSACCIONAL.
Sorprenden a este respecto propuestas como a la que asistimos antes del verano de convertir Metro de Madrid en una gran superficie comercial y de restauración; que parece más una apuesta por el modelo de las ciudades subterráneas canadienses, que por la dinamización del comercio urbano de proximidad.
Reitero que el Gobierno Regional y los Gobiernos Municipales deberían centrar su foco de atención en los miles de locales comerciales actualmente desocupados, las razones de dicha desocupación, que como he puesto de manifiesto van más allá de la actual crisis económica, y la puesta en marcha, conjuntamente con los Ayuntamientos, de iniciativas que contribuyan a articular soluciones para barrios y áreas comerciales ante la inevitable desertización comercial.
A lo largo de esta Legislatura, a menos de un año de su finalización, el comercio de la Región ha asistido a las dos grandes reformas estructurales pendientes, y tal vez únicas, del sector:
En primer lugar, LA LIBERALIZACIÓN DE LAS VENTAS EN REBAJAS Y LAS VENTAS EN PROMOCIÓN, y, en segundo lugar, LA LIBERALIZACIÓN DE LOS HORARIOS COMERCIALES.
La liberalización de las ventas en rebajas y en promoción no es sino fruto de la trasposición de la normativa estatal a la autonómica. Reforma que no solo apoyamos, sino que también impulsamos desde COCEM ante la Secretaría de Estado de Comercio.
Consideramos que se trata de una buena medida para el sector, fundamentalmente para las pequeñas y medianas empresas, que, por su flexibilidad en la gestión, las dota de una herramienta de estimulación de la demanda a través de incentivos y ofertas.
Por otra parte, en el mes de Julio de 2012 el Gobierno de la Comunidad de Madrid decretó la LIBERALIZACIÓN “ABSOLUTA” DE LOS HORARIOS COMERCIALES, lo que supone la posibilidad de apertura de los comercios los 365 días del año, durante las veinticuatro horas del día.
Fundamentó en ese momento el Gobierno Regional su medida en la realización de un estudio, al que no tuvimos acceso, que adelantaba que la implantación de la medida supondría la creación de 20.000 puestos de trabajo.
El comercio de Madrid, en su conjunto, dio un ejemplo de responsabilidad ante dicha medida, que aunque no nos gustaba, creía que un país con cerca de seis millones de desempleados, no debía oponerse, al menos frontalmente, a una medida de este tipo.
Sin embargo, transcurridos más de dos años desde su entrada en vigor, permítanme darles algunas cifras de empleo en el sector comercial en la Comunidad de Madrid, y así también dar contestación a la pregunta planteada por el Grupo Parlamentario Popular.
En Junio de 2012 había en la Comunidad de Madrid 385.470 afiliados trabajadores en el sector comercio al régimen general de la Seguridad Social.
Dos años y cuatro meses después, en Septiembre de 2014, había en la Comunidad de Madrid 369.533 afiliados en el sector comercio al régimen general de la Seguridad Social.
ES DECIR, EN LA COMUNIDAD DE MADRID SE HAN DESTRUIDO EN LOS DOS PRIMEROS AÑOS y CUATRO MESES DE LIBERALIZACIÓN 15.937 EMPLEOS NETOS EN EL SECTOR COMERCIO.
Ni mucho menos pretendo culpar de estos datos al Gobierno de la Comunidad de Madrid, pero una medida que se adopta con el objetivo de creación de empleo, si no ha generado resultados positivos, y con una gran mayoría de los comerciantes madrileños en contra de la misma, no parece oportuno mantenerla.
Rectificar “es de sabios”, yo personalmente me equivoqué. Y en la misma medida que no me opuse a la medida, solicito ahora, en nombre COCEM, su retirada.
Fruto de la Liberalización de Horarios Comerciales la Comisión de Comercio de CEIM, de la que entonces era Presidente, elaboró un conjunto de 46 propuestas para la mejora de la competitividad del comercio, una de las cuales consistía en la solicitud de creación de un Observatorio desde el que, entre otros cometidos, se realizara un seguimiento de la medida. Dicho Observatorio nunca fue creado.
Creo que sería importante su creación, pues son muchos, como hemos visto, los retos a los que nos enfrentamos. Nos estamos jugando buena parte del futuro de nuestras Ciudades.
Del mismo modo, una de las 46 propuestas anteriormente citadas era la creación de modelos de gestión de colaboración público-privada inspirados en la fórmula de los BID´s, en la actualidad implantada en más de 60 países.
COCEM, principal impulsor de esta propuesta, ha venido trabajando a lo largo de estos años en esta materia en el Grupo de Trabajo de Comercio y Ciudad, de la Secretaría de Estado de Comercio, y todo parece indicar que la normativa estatal habilitadora de este modelo podría ver la luz a lo largo de esta legislatura.
En este sentido, creo que la Comunidad de Madrid debería ser la primera de España en trasladar este modelo a su marco normativo. Se trata de una fórmula de gestión colectiva de las áreas comerciales urbanas que estimamos fundamental para el futuro de muchas de ellas.
Además, soluciona problemas de financiación de recursos, permite el desarrollo de proyectos sostenibles, no tensiona la cuentas públicas y otorga mayor participación a las empresas en la toma de decisiones.
Además, se trata de un modelo de éxito demostrado, y, lo que considero especialmente relevante, su puesta en marcha requiere un acuerdo previo y mayoritario del colectivo empresarial.
Hablábamos de factores exógenos al comercio: Crisis de consumo, descenso de la población, consumidores, permítanme la expresión “tacaños”, canales alternativos … , que dificultan la recuperación del sector comercial.
Por todo ello resulta necesario, hoy más que nunca, promover y potenciar MADRID COMO DESTINO TURÍSTICO DE CALIDAD, lo que bien gestionado, tendría efectos muy positivos en las ventas.
Al respecto, un reciente informe de Deloitte ponía de manifiesto que el turismo de compras es la mayor fuente de riqueza de muchas ciudades, cuyo crecimiento viene marcado en la medida que avanza el turismo de compras. Otro dato significativo, en París el 50% total de las ventas del comercio son a turistas.
Erróneamente, ya sea de manera consciente o inconsciente, se ha venido transmitiendo por parte de nuestra Administración Regional y Municipal, haciéndose eco de un informe, la idea que Madrid se constituye como el segundo destino de compras de Europa, solamente superado por la Ciudad de Londres.
Sin embargo, de la lectura del contenido, datos y conclusiones del citado informe, “The Globe Shopper Index Europe”, lo que se desprende de los mismos, es que, conforme a una serie de variables analizadas en un total de 33 ciudades, Madrid podría, potencialmente, situarse en el segundo puesto del ranking europeo de “ciudades-destino” de compras.
Efectivamente, Madrid lucha por hacerse un hueco frente a enclaves europeos como París, Londres, Berlín o Milán.
Sin embargo, está todavía lejos de las cifras europeas de turismo de compras de estos destinos, a pesar de que el Informe GSIE nos posiciona, potencialmente, en el segundo lugar.
Es por tanto evidente que algo está fallando para que esa preferencia no se traduzca en resultados, seguramente consecuencia de una inadecuada, o tal vez inexistente, gestión estratégica y “política”.
Hora es por tanto de sentarse a reflexionar, planificar y diseñar una “hoja de ruta” con el objetivo de posicionar Madrid en el lugar que le corresponde como destino global de compras.
He pretendido, a lo largo de mi intervención, hacer un diagnóstico lo más aproximado y completo posible de la situación actual del comercio, de los factores, externos e internos, que condicionan y condicionarán su comportamiento. De sus retos, de sus problemas y de sus necesidades.
He procurado, además, liberar mis palabras, en la medida de lo posible de contenido crítico, pues considero que la situación actual y los retos futuros requieren más que un ejercicio de crítica, un ejercicio de aportaciones constructivas e inteligentes. De colaboración exigente público-privada. Y de cooperación empresarial.
He insistido, a lo largo de mi intervención, que EL COMERCIO VA MÁS ALLÁ DE LO MERAMENTE TRANSACCIONAL.
Por ello, reitero, “hora es” de hacer POLÍTICA COMERCIAL CON MAYÚSCULAS, más allá del mero patrocinio de acciones de promoción y dinamización comercial por parte de la Consejería de Economía, a través de su Dirección General de Comercio. Actuaciones de patrocinio que agradecemos, aunque en algunos casos no estemos alineados con las mismas.
En este sentido, en contestación a la pregunta formulada por el Grupo Parlamentario Popular, he de significar que COCEM es una entidad de mera representación, y no consideramos que nuestra labor deba consistir en la realización de acciones de promoción y dinamización comercial.
Creemos que este tipo de acciones debe ser liderado por las Asociaciones Sectoriales y Zonales. Ello además ha sido puesto de manifiesto al propio Director General de Comercio.
Quién les habla, además de Presidente de COCEM, es Presidente de la Asociación de Comerciantes del Barrio de Salamanca, organización desde la que a lo largo del año desarrollamos y participamos en numerosas acciones de dinamización comercial como, entre otras, Vogue Fashion Night, Noche de San Jorge Juan, Escaparatour, y muchas más.
Cerrado este paréntesis, y para finalizar, desde COCEM, desde el comercio de Madrid, proponemos la realización de UN PLAN ESTRATÉGICO DEL SECTOR, con VISIÓN A MEDIO Y LARGO PLAZO, con la participación de todos los agentes implicados, en el que podamos definir y diseñar las políticas más adecuadas para garantizar la competitividad del comercio urbano y, en definitiva, la sostenibilidad de las calles y áreas comerciales de nuestros barrios y de nuestros municipios.
Un Plan desde el que abordar la revisión de la legislación comercial y su normativa complementaria, que garantice la innovación, libre de barreras, que evite situaciones de competencia desleal, y adaptada a la realidad comercial presente y previsora de la realidad comercial futura.
Un Plan desde el que abordar el modelo más óptimo de gestión colectiva de las áreas comerciales urbanas.
Un Plan desde el que abordar la reconfiguración comercial de los municipios de la Región.
Un Plan desde el que abordar la mejora del modelo público de formación, promoviendo las Escuelas Sectoriales y orientando a los comerciantes en la gestión de la multicanalidad.
Y un Plan, por último, en el que abordar la importancia del comercio en la propuesta de valor turística de nuestra Región.
Termino con la misma frase con la que comencé mi intervención: “EL COMERCIO VA A CAMBIAR EN LOS PRÓXIMOS CINCO AÑOS EL EQUIVALENTE A LA TRANSFORMACIÓN EXPERIMENTADA EN LOS ÚILTIMOS CINCUENTA”.
Tenemos por tanto poco tiempo. Muchas Gracias».