Las ciudades evolucionan, cambian, se transforman, incluso se reinventan para afrontar nuevas etapas en las que no sólo han de dar respuesta a sus retos tradicionales, sino que han de estar en disposición de competir entre sí, en un proceso continuo de atraer y retener talento, algo que será determinante en su futuro.

Ante los peligros a los que se enfrenta la ciudad -dispersión, privatización, movilidad insostenible, deslocalización de actividades, uniformidad, exclusión- el comercio de proximidad genera y facilita las relaciones sociales, culturales y económicas de los ciudadanos que viven en su entorno y en buena medida aporta una gran parte de la propia imagen de la ciudad.

Una ciudad muestra su “latido” en la actividad comercial de sus calles.

Pero para que el comercio de proximidad prospere es imprescindible que desde la administración local se plantee una política sobre la distribución comercial que considere la importancia que tiene para la ciudad disponer los servicios cerca de quienes los necesitan; la aparición de nuevos formatos comerciales hace unas décadas llevó a escribir ríos de tinta sobre el “enfrentamiento” de los grandes comercios con los pequeños comercios y en este momento se habla constantemente del comercio físico “frente” al comercio on line.

En ambos casos se esgrimen principios fundamentales, como el derecho a elegir por parte de los consumidores, el de libre establecimiento o el de libertad de empresa, para eludir un debate en profundidad sobre la cuestión que no es otro que el debate sobre la ciudad, sobre qué ciudad queremos los que vivimos en ella; ninguno de estos principios predetermina cómo han de ser nuestras ciudades.

Siempre ha de primar el INTERÉS GENERAL de los ciudadanos y en este momento más que nunca las personas necesitamos disponer de servicios cerca de casa, de un comercio diverso y diversificado que desarrolle su actividad en un entorno urbano amable.

El objetivo no puede ser otro que disponer de un comercio de proximidad

  • Especializado, de calidad y moderno
  • Cercano al ciudadano y socialmente integrador
  • Sostenible e innovador
  • Competitivo para que genere empleo y riqueza
  • Con capacidad para crear experiencias de compra memorables

 

al servicio de la ciudad, de los ciudadanos y de los visitantes